psoas

LA IMPORTANCIA DEL PSOAS, “EL MÚSCULO DE LAS EMOCIONES”

Cada músculo del cuerpo tiene una importante función específica, aunque nunca trabajen solos, por lo que si alguno de estos falla origina un desequilibrio en las energías del movimiento, alterando su correcta ejecución y su estado de bienestar.

El psoas es un músculo bastante peculiar, ya que se acorta cuando está relajado y se alarga mientras se encuentra trabajando, al contrario que la mayor parte de la musculatura. Este es el motivo por el que sufre un acortamiento en personas sedentarias o que pasan muchas horas sentadas. Si a esto le sumamos una postura poco correcta por el uso del ordenador o por no utilizar un asiento adecuado, el efecto se multiplica.

Por otro lado, también es característico su acortamiento en algunos deportistas, especialmente ciclistas y runners, y es debido a que el movimiento principal en estos deportes es la flexión de cadera.

El principal síntoma que aparece ante una disfunción del psoas, es un dolor en la región lumbar que va de arriba hacia abajo (no transversal), así como dolor en zona inguinal y cara anterior del muslo.

Un músculo muy «emocional»

El psoas se considera un músculo muy emocional, pues su alteración está a menudo asociada a trastornos de esta naturaleza. Parte de esa ansiedad que nos atenaza o la apatía crónica que en determinados momentos nos oprime, pueden deberse a un mal funcionamiento de este músculo. Un abdomen habitualmente en tensión, una vitalidad disminuida y una respiración alterada, pueden conllevar alteraciones emocionales, pues dicho abdomen crónicamente contraído está enviando al resto del cuerpo una señal de alerta, lo que afecta al sistema nervioso, agota a las glándulas suprarrenales y debilita el sistema inmunitario.

Además, debido a su relación con las vísceras cercanas está implicado en algunas patologías como infección de orina o riñón, trastornos ginecológicos, de próstata, y digestivos, como el estreñimiento.

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