cólico del lactante

Cólico del lactante: qué es y cómo aliviarlo

El cólico del lactante se caracteriza por un llanto intenso y persisten acompañado de retortijones, ansiedad, sudores y en ocasiones vómitos; sin embargo el bebé está sano y crece con normalidad.

Los síntomas típicos son un llanto inconsolable, más frecuente al final del día, que suele durar desde minutos hasta varias horas. El bebé  encoge sus piernas sobre el abdomen  con los puños cerrados y agitados, con la cara de esfuerzo y enrojecida.

Se presenta en el 20% de los recién nacidos. Debuta frecuentemente a los 15 días de vida, siendo más frecuente al mes  y medio, y desapareciendo a los cuatro meses.

Origen y características

Su origen no se conoce a ciencia cierta, por lo que se han propuesto diversas explicaciones. Pueden estar influidos por factores diversos como una excesiva estimulación, una respuesta exagerada o ansiosa ante su llanto, falta de una rutina diaria, el cansancio o la inexperiencia de los padres (es más frecuente en el primer hijo). También se plantean causas orgánicas propias del bebé como alteraciones digestivas, la propia inmadurez del aparato digestivo de los bebés que dificulta la expulsión de  los gases o dificultad durante la digestión. U otras causas como alteraciones en la flora bacteriana intestinal, desequilibrio de hormonas intestinales.

No hay que olvidar que es un trastorno benigno y que existen tratamientos para mejorar y curar los cólicos.

Resulta frecuente en bebés la presencia de otros trastornos digestivos como el reflujo gastroesofágico caracterizado por la regurgitación, regreso del contenido gástrico hacia el esófago y la boca sin esfuerzo, vómitos, disfagia, rechazo de tomas, pobre ganancia ponderal, dolor abdominal, pirosis, esofagitis, irritabilidad, alteraciones posturales…. En la mayoría de los casos se resuelve antes de los dos años de edad.

Muy habitual en edad pediátrica es el estreñimiento también caracterizado por menos de tres deposiciones semanales, con gran esfuerzo o dolor durante varios meses. Su origen más frecuente puede ser una dieta inadecuada o por la propia inmadurez del sistema digestivo del bebé, entre otras causas.

Desde la fisioterapia existen diferentes técnicas manuales cuyo objetivo es flexibilizar el tejido mejorando la función digestiva del bebé y así favorecer la eliminación de gases y heces, facilitando digestiones más fáciles y regulares, consiguiendo  así una mejor alimentación y regulación del sueño.

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