crepitaciones articulares

CREPITACIONES ARTICULARES: ¿POR QUÉ ME CRUJE ALGUNA ARTICULACIÓN?

Todos hemos experimentado en algún momento la sensación de que una articulación “cruje” al movernos. Este fenómeno, conocido como crepitación articular, puede generar inquietud y preguntas sobre si es algo normal o si debemos preocuparnos.

¿Qué son las crepitaciones articulares?

Las crepitaciones articulares son sonidos o sensaciones audibles que se producen en las articulaciones durante el movimiento. Pueden manifestarse como un chasquido, crujido, clic o incluso una sensación arenosa. Aunque son comunes, las razones detrás de estas crepitaciones pueden variar desde fenómenos fisiológicos normales hasta condiciones patológicas subyacentes.

Mecanismos fisiológicos

  1. Liberación de gases intraarticulares: el fenómeno de cavitación

Este es el mecanismo más comúnmente aceptado en las articulaciones sinoviales, como las de los dedos, las rodillas o el cuello. El líquido sinovial, que lubrica y amortigua las articulaciones, contiene gases disueltos como nitrógeno, oxígeno y dióxido de carbono.

Cuando se genera un cambio súbito en la presión intraarticular (por ejemplo, al estirar o manipular una articulación), se forma una burbuja de gas debido a la cavitación. Esta burbuja colapsa rápidamente, lo que genera un sonido característico. Este proceso es benigno y no tiene efectos adversos comprobados sobre el cartílago articular o las estructuras circundantes, siempre que no se realicen manipulaciones excesivas o repetitivas.

  1. Movimiento de tendones y ligamentos sobre prominencias óseas

Algunos crujidos o chasquidos son el resultado del desplazamiento de tendones o ligamentos cuando se mueven sobre estructuras óseas cercanas. Estos deslizamientos son normales en la mayoría de los casos, pero pueden asociarse a disfunciones mecánicas o tensiones musculares si están acompañados de dolor o inflamación.

  1. Crepitaciones por alteraciones en el cartílago articular

En articulaciones con daño estructural, como en casos de artrosis, las superficies articulares pueden perder su uniformidad debido a fisuras, erosiones o desgaste del cartílago. Este deterioro genera una fricción irregular durante el movimiento, que se percibe como un sonido arenoso o de “raspado”. A menudo, se asocia a síntomas como rigidez, dolor y pérdida de funcionalidad.

  1. Fluctuaciones de presión en las bolsas sinoviales o meniscos

Algunas crepitaciones ocurren cuando las estructuras internas de la articulación, como los meniscos en la rodilla o los discos articulares en la mandíbula, se desplazan ligeramente durante el movimiento. Esto puede generar un sonido cuando dichas estructuras vuelven a su posición natural.

La relación entre crepitaciones y patología

Es fundamental diferenciar las crepitaciones fisiológicas de las patológicas. Si bien las crepitaciones sin dolor o inflamación suelen ser inofensivas, algunos estudios sugieren que podrían estar relacionadas con una mayor laxitud articular o con desequilibrios musculares que predisponen a lesiones si no se corrigen a tiempo.

En cambio, las crepitaciones asociadas a condiciones como artrosis, artritis o lesiones traumáticas pueden ser un marcador de degeneración articular o inestabilidad mecánica. En estos casos, la intervención temprana con fisioterapia puede prevenir el progreso del daño y mejorar la funcionalidad.

Consideraciones y estrategias para prevenir o mejorar las crepitaciones articulares

Si bien no siempre es posible evitar las crepitaciones, existen medidas que pueden mejorar la salud articular y reducir su frecuencia:

  1. Fortalecimiento muscular:
  • Ejercicios específicos para fortalecer los músculos que estabilizan las articulaciones, con programas supervisados para prevenir el sobreuso y fomentar un equilibrio muscular adecuado.
  1. Movilidad y estiramientos:
  • Incorporar estiramientos suaves y ejercicios de rango articular para mantener las articulaciones lubricadas y móviles. Prácticas como pilates puede ser beneficiosa para mejorar la flexibilidad y prevenir tensiones innecesarias.
  1. Hidratación y nutrición:
  • Una dieta equilibrada rica en nutrientes como el colágeno, omega-3 y vitaminas (especialmente D y C) puede mejorar la salud del cartílago y los tejidos blandos.
  1. Cuidado postural y evitar el sedentarismo:
  • Mantener una buena alineación postural durante las actividades diarias y el ejercicio protege las articulaciones de tensiones innecesarias.
  • Permanecer activo y evitar posturas prolongadas reduce la rigidez articular y favorece la lubricación del líquido sinovial.
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