19 Abr Efectos del Ejercicio en la Salud Metabólica
En las últimas décadas, se ha producido un aumento muy significativo de la prevalencia mundial de la obesidad y las complicaciones metabólicas relacionadas, como la diabetes miellitus tipo 2(DMT2), la dislipemia y la hipertensión arterial (HTA), incluidas en el síndrome metabólico. Es importante destacar que el desequilibrio entre la ingesta y el gasto de energía, incluidos los hábitos dietéticos poco saludables y un estilo de vida sedentario, ha demostrado ser un factor decisivo en la fisiopatología de las enfermedades metabólicas. En consecuencia, la terapia nutricional y el ejercicio físico se han convertido en el pilar del tratamiento y la prevención de estas condiciones. En este sentido, el ejercicio físico actúa como un modificador clave en el desarrollo y la progresión de varias enfermedades crónicas, incluida la obesidad y los trastornos metabólicos relacionados.
Los ritmos circadianos son procesos esenciales en la fisiología humana y desempeñan un papel central en una amplia gama de mecanismos moleculares involucrados en el metabolismo y la homeostasis energética. De hecho, la interrupción de los ritmos circadianos puede conducir al desarrollo de enfermedades metabólicas. Además, la creciente evidencia sugiere que diferentes intervenciones basadas en el tiempo pueden estar asociadas con distintos efectos metabólicos y resultados relacionados con la salud. Por lo tanto, el momento de la ingesta de alimentos, así como la distribución del consumo de calorías a lo largo del día, pueden resultar en diferentes efectos en la pérdida de peso y parámetros metabólicos distintos. También es de destacar que la programación de algunos agentes farmacológicos dentro de una hora específica del día puede implicar beneficios significativos.
EJERCICIO FÍSICO Y SALUD METABÓLICA
El ejercicio físico es un modulador clave del metabolismo y ejerce efectos de protección contra el desarrollo y la progresión de las enfermedades metabólicas. Uno de los mecanismos centrales involucrados en estos efectos es la remodelación positiva del músculo esquelético a través de la estimulación de varias vías inducidas por el ejercicio. Las adaptaciones crónicas del músculo esquelético al ejercicio incluyen una mayor oxidación lipídica y una reducción del contenido de lípidos intramuscular, un aumento de la sensibilidad a la insulina y la absorción de glucosa, o una mejora de la capacidad oxidativa mitocondrial y la salud, que impulsan la mejora metabólica asociada con el ejercicio físico. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el ejercicio mejora la enfermedad metabólica a través de la modulación de otros tejidos más allá del músculo esquelético. J.iDe hecho, se ha postulado que las adaptaciones agudas y crónicas multitisulares, incluidos el hígado, el tejido adiposo, el páncreas y el endotelio/sistema cardiovascular, para que ocurran después del ejercicio. Además, la respuesta sistémica al ejercicio físico implica una compleja diafonía entre el músculo esquelético y estos órganos, a través de la liberación de mediadores hormonales inducidos por el ejercicio, factores relacionados con el sistema inmunológico y citocinas en la circulación, que también orquestan los cambios metabólicos desencadenados por el ejercicio físico.
Por otro lado, debe tenerse en cuenta que las diferentes modalidades de entrenamiento están asociadas con distintas adaptaciones metabólicas y resultados clínicos. Por ejemplo, el entrenamiento aeróbico da como resultado mayores reducciones en el peso corporal y la grasa corporal que el entrenamiento de resistencia, mientras que este último es más efectivo para reducir la pérdida de masa magra durante la pérdida de peso. Además, otros determinantes, como la intensidad, la frecuencia o la duración de las sesiones de entrenamiento, también tienen un impacto en la salud metabólica. En este sentido, se ha informado que el ejercicio aeróbico de alta intensidad es efectivo para mejorar el perfil lipídico, mientras que un mayor número de repeticiones puede tener un mayor impacto en el perfil lipídico que el aumento de la intensidad durante el entrenamiento de resistencia. Pr ejemplo, se recomienda al menos 150 minutos/semana de actividad física de moderada a vigorosa (aeróbica) y 2-3 sesiones/semana de entrenamiento de resistencia en pacientes con prediabetes o T2DM. Sin embargo, a pesar del creciente interés observado en este campo, el papel potencial de la sincronización del ejercicio en la salud metabólica sigue sin ser explorado.
CONCLUSIÓN
La actividad física/ejercicio se reconoce como una terapia eficaz para la prevención y el tratamiento del síndrome metabólico. Como las diferentes modalidades de ejercicio, así como la distinta frecuencia, intensidad o duración del ejercicio, pueden conducir a diferentes efectos metabólicos, se deben prescribir programas de entrenamiento específicos. Del mismo modo, la sincronización del ejercicio puede desempeñar un papel importante en el manejo de diferentes afecciones, como la obesidad, la DM2, la dislipidemia o la hipertensión. En este sentido, un número considerable de estudios apoyan que el ejercicio de la tarde/noche puede ser más efectivo que el ejercicio de la mañana para mejorar varios resultados metabólicos, como el control glucémico, la presión arterial o el perfil lipídico. Curiosamente, algunos de estos resultados podrían explicarse por importantes diferencias en la activación del metabolismo musculoesquelético y sistémico, junto con oscilaciones en los genes del reloj circadiano inducidas por el ejercicio basado en la hora del día. Por otro lado, varios estudios que evalúan los efectos del tiempo del ejercicio en la pérdida de peso encontraron que el entrenamiento matutino podría implicar beneficios adicionales en comparación con el ejercicio nocturno, y estas diferencias podrían estar relacionadas con cambios en el equilibrio energético y la regulación del apetito, entre otros factores, aunque también se han reportado resultados mixtos.
J.I.Martínez-Montoro, et al (20239
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